2014. ¿Para qué se necesita un vendedor? Comparando precios y calidades, gracias a Internet, ¿no es suficiente?

2014. ¿Para qué se necesita un vendedor? Comparando precios y calidades, gracias a Internet, ¿no es suficiente?

Nos asomamos al presente… que con esta vorágine de acontecimientos, pronto será Historia. Y lo hacemos por “petición” expresa de muchos comerciales, quienes en plena sesión de formación nos hacen una pregunta bien comprometida: Con Internet, el comercio electrónico, los comparadores…  ¿seguiremos siendo necesarios?

Veamos. Los vendedores, son caros. Pocas cosas hay que suban más de precio un producto que el tener una Red de Ventas comercializándolo. De hecho, si pudieran ser “eliminados”… los precios bajarían sustancialmente. Parece obvio.

Pero esto solo pasará…, si las personas fuéramos racionales.

Érase una vez que se era…” ¿Que pide un niño antes de irse a dormir?

Los hermanos Grimm, Perrault, Las Mil y una Noches, el Decamerón, las Parábolas de los Evangelios… Todos tienen una cosa en común: cuentan historias.

Pues un vendedor es una persona que cuenta historias. El vendedor de éxito “no es más que un proveedor de historias que el consumidor quiere creer” (Seth Godin).

¿Son cuentos? A veces sí, otras, siempre, son exageraciones. Y si están bien contadas, funcionan como las buenas historias. Nos meten en ellas. No compramos unas zapatillas de deporte, compramos el vernos corriendo con ellas y el cambio que en nuestra forma física y nuestra vida va a significar. No compramos una hipoteca, compramos un hogar y la libertad, el amor, el arraigo, que esa palabra comporta.

Los vendedores salen adelante porque las personas compramos lo que deseamos, no lo que necesitamos.  Su arte está en convertirnos en protagonistas de esas historias, hacernos ver como su producto satisface nuestras necesidades, nos hacen avanzar en nuestros proyectos, cubren nuestros sueños.

Esa es una gran razón por la que siempre ha habido, y seguramente siempre habrá, vendedores. Porque nuestra sociedad: Política, Religión, Economía, avanza gracias a que unos a otros nos contamos historias. Y las vivimos. Y las sentimos.

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