Las falsas soluciones

Las falsas soluciones

Me llega un correo de esos que circulan por Internet (confieso que me gustan mucho) donde explica cómo los americanos se gastaron una fortuna en lograr un bolígrafo que escribiera en el espacio, mientras los rusos lo resolvieron con un simple lápiz.

Y te quedas impresionado… hasta que piensas un poco ¿cómo se le saca punta a un lápiz en una estación espacial? ¿qué se hace con los residuos, cómo se reciclan?. Igual la solución sencilla…no es tan sencilla.

Más tarde, te acuerdas de tus pocos conocimientos de química, y ves que el polvo de grafito es inflamable y puede ser explosivo en determinadas condiciones.

Y al final, entras en Internet de nuevo y terminas descubriendo que la historia es falsa de los pies a la cabeza, que nadie lleva lápices al espacio, por el riesgo de incendio que conllevan ¡es madera! y que el polvo de grafito en un ambiente cerrado puede ser peligroso.  Y…que los americanos usaron un bolígrafo que ya estaba en el mercado, que compraban por pocos dólares.

Y todo esto, me lleva a una de las frases que más me ha ayudado en mi vida profesional:

“No hay ningún problema, de ningún tipo, que no tenga una solución sencilla, clara, evidente…y equivocada”.

Toda solución, conlleva sus consecuencias. Y estas a veces, o la mayor parte de las veces, surgen donde menos las esperamos y como menos las consideramos.

Cuando os propongan una solución, y la veáis clara y casi obvia ¡desconfiad! Paraos a pensar “¿y cuáles podrán ser sus consecuencias en…?” Descubriréis que, como en el caso del lápiz, la mayor parte de las veces la duda se resuelve con un simple ¿y qué hacemos cuando le saquemos punta?

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